¡Hola! Somos (de nuevo) Ana, Javi y Yoko. Os hemos contado en este post nuestro itinerario de 21 días por Japón, y  hemos decidido hacer un post a parte para Tokio. ¿Por qué? Porque Tokio es inabarcable, increíblemente grande, rebosa gente y neones, es inagotable. Nosotros pasamos por el apartamento única y exclusivamente para dormir porque siempre había algo que hacer.

Lo que nos llevamos de Tokio es que es una ciudad que se disfruta en las calles, más que en sitios turísticos “imprescindibles”. Tokio se disfruta en sus luces salvajes y en la tranquilidad de sus barrios residenciales de calles estrechas. En sus olores y, sobre todo, en sus sabores. En la gente extraña y no tan extraña que pulula con prisa, siempre con prisa, en la vida que parece inagotable. Entrar en el metro, aturullarse un poco al principio pero aprender enseguida a moverse por sus estaciones que siempre son más que estaciones. Conversar con ellos, con google translate siempre a mano o con gestos, especialmente cuando se han tomado un par de sakes. Cuando nos preguntan por lo que más nos ha gustado no sabemos responder porque en Tokio lo ordinario se hace extraordinario.

Ana a 350 metros, disfrutando de las vistas desde el Tokio Skytree
Ana a 350 metros, disfrutando de las vistas desde el Tokio Skytree

En total pasamos 5 días enteros en la capital. Llegamos el 18 de octubre a las 10 de la mañana (veníamos de Nikko, un acierto que el hotel estuviera en frente de la estación de tren para paliar un poco el madrugón) y cogimos el vuelo de vuelta a España el 23 de octubre.

Para movernos por Tokio usamos el Japan Rail Pass y una tarjeta recargable Pasmo (se puede comprar en las principales estaciones de metro) para aquellos trayectos que no podíamos hacer con JR. Aunque las distancias son largas y tienes que coger transporte público a menudo, no pudimos caminar por la ciudad todo lo que nos hubiera gustado porque llovió sin parar 4 de los 5 días que estuvimos en la ciudad.

En este caso, y siguiendo de nuevo las recomendaciones de Inês y Chris, nos alojamos en el barrio de Nakano. Está a 1 parada en la línea Chou (rapid) de JR de Shinjuku, que tiene muchísimas conexiones. El barrio es una pasada, está lejos de aglomeraciones turísticas, tiene muchos restaurantes, el complejo comercial Nakano Broadway para los más frikis y también bares para tomar algo por la noche. Mucha vida.

Barrio de Nakano por la noche
Barrio de Nakano por la noche
Mucha gente haciendo cola para coger el metro
Mucha gente haciendo cola para coger el metro

Nosotros en Tokio decidimos vivir un poco más la ciudad y sus barrios, y dejamos los templos porque con Kyoto, Koyasan y Nikko habíamos visto suficientes. Y es que esta ciudad tiene actividades para todos los gustos.

Os hacemos un pequeño resumen de lo visto cada uno de los días. El itinerario es un poco anárquico pero lo fuimos adaptando sobre la marcha según el tiempo que hacía.

Día 1 – Senso-ji,Tokyo Skytree y Chiyoda park

Llegamos a la estación de Tokio y dejamos las maletas en consigna para poder hacer turismo tranquilamente durante el día.

Primero fuimos a ver los Templos de Senso-ji. Es el imprescindible: visitar los templos y el mercadillo a la salida o a la entrada. Nosotros, además, nos encontramos una procesión con lo que parecían geishas tocando música subidas a un carro acompañadas de un dragón gigante que surcaba los cielos. Y de mucha, mucha gente.

Luego pusimos rumbo al Tokyo Skytree. Es increíble ver cómo Tokio no acaba nunca, la ciudad que no deja nunca de verse en el horizonte. Edificios y edificios, calle tras calle, salpicadas de campos de deporte y parques. Fuimos el único día que no llovió y las vistas son espectaculares. Eso sí, no merece la pena pagar el suplemento para subir a la última pasarela, las vistas son prácticamente iguales que en el piso inferior (que está a 350 metros del suelo, no está nada mal).

Después de comer nos dimos un paseo por el parque Chiyoda, los jardines del palacio imperial. Un agradable paseo para relajarse siempre es una buena idea. Antes habíamos ido a una tienda muy especial, Kakimori. Ana es una loca de los cuadernos y sus amigos le regalaron un vale por un cuaderno personalizado. Puedes elegir la tapa, trasera, papel, espirales, cierre, etc., y todo bastante económico. Tienen también todo tipo de plumas, tintas, bolígrafos, papeles y sobres. Una maravilla.

Por fin fuimos a recoger las maletas a la estación de Tokio (con un poco de estrés porque es tan grande que no las encontrábamos), hicimos el check in en el apartamento y cenamos ramen por el barrio.

La procesión a la salida del templo Senso-ji
La procesión a la salida del templo Senso-ji
Yoko alucinada con la altura del Tokyo Skytree
Yoko alucinada con la altura del Tokyo Skytree

Día 2 – Mercado Tsujiki, Ginza y Estación de Tokio, Shibuya y Omotesando

Por la mañana fuimos al Mercado Tsujiki. No fuimos a la subasta de pescado porque supone pasar la noche en blanco y no queríamos perder el día entero. Lo que sí hicimos fue ir a  dar una vuelta paraguas en mano y a desayunar. Tenemos que reconocer que el mercado en sí tampoco nos dijo gran cosa pero, eso sí, probamos unas de las mejores piezas de sushi de nuestra estancia en Japón en el restaurante Sushi Itadori Bekkan.

Luego fuimos paseando hasta Ginza, la “5ª avenida” de Tokio. Los edificios no son tan altos pero muchos de ellos llevan la firma de arquitectos prestigiosos y las fachadas hacen honor a las marcas de lujo que se venden en su interior. También hicimos una pequeña parada no tan técnica en el Apple Store (pequeño aviso: los productos de la marca son bastante más baratos en Japón).

Luego seguimos de paseo hasta la Estación de Tokio, que es mucho más que andenes y trenes en su interior: hay todo un submundo aparte de calles y calles con tiendas, restaurantes y frikadas varias como las de Character street.

Después de comer en la propia estación, fuimos en metro hasta Shibuya. Su fotografiado cruce es el más transitado del mundo. Puedes ver a la gente cruzar desde la propia estación o desde el Starbucks que está en frente. En sus alrededores está la Love Hotel Hill, repleta de love hotels que resultó más sórdida de lo que esperábamos.

Desde allí, Omotesando está muy cerca a pie. Es otra calle comercial, repleta de boutiques y, de nuevo, edificios chulos diseñado por arquitectos estrella. Nosotros en realidad no nos detuvimos mucho porque la cruzamos siguiendo los escaparates de su hermana pequeña, la Cat Street, que también es curiosa. Llegamos caminando hasta la calle Takeshita, que normalmente es un hervidero de gente que pasea entre sus tiendas y sus restaurantes, pero como llovía estaba un poco desangelada.

Pasados por agua nos fuimos de vuelta al apartamento para cerrar un día muy comercial. Decidimos cenar en el barrio otra vez, unas deliciosas brochetas en el restaurante Torikizoku, regentado por unos jóvenes muy simpáticos. Luego echamos unas partidas en un pachinko, una especie de pinball que es una locura de ruido, humo de tabaco y luces de colores. No entendimos demasiado bien la mecánica del juego, no ganamos nada salvo una ligera sordera, pero fue muy divertido. Despedimos la noche con una copa en el Bar Victoria, un garito especializado en whisky. Y eso bebimos, whisky japonés, solo y sin hielo.

Yoko flipando con estas piezas de sushi en el mercado Tsujiki
Yoko flipando con estas piezas de sushi en el mercado Tsujiki
Y en las máquinas expendedoras de bolitas de la estación de Tokio
Y en las máquinas expendedoras de bolitas de la estación de Tokio
El Pachinko de Nakano
El Pachinko de Nakano

Día 3 – Museo Ghibli, Shimo-Kitazawa, Akihabara y Shinjuku

Empezamos el día en una de las paradas más recomendables de Tokio en nuestra opinión: el Museo Ghibli. Aunque no seas fan de las películas, como nos dijo un amigo, es pura fantasía. Nosotros compramos las entradas con tres meses de antelación en este enlace porque no las venden para el día. Puedes pasarte horas maravillado por el mundo Ghibli, aprender cómo animan las películas, cómo se inspira el equipo creativo, subir al techo del edificio para haceros una foto con el robot de El castillo en el cielo, e incluso ver un corto exclusivo que sólo se proyecta aquí. Eso sí, nos decepcionó un poco la tienda. Si vais y pensáis comprar merchan de las películas o libros sobre dibujo, no tienen demasiada variedad.

Cuando acabamos, cogimos el metro hasta Shimo-Kitazawa. Un barrio pequeñito y modernillo, con muchas tiendas de segunda mano. Ideal para comprar souvenirs distintos ;)

De ahí pusimos rumbo a Akihabara. La locura de tiendas otaku de varios pisos, de locales de videojuegos, maid cafés y gente jugando a Pokemon GO en la puerta de los locales que no os podéis perder.

Y por si Akihabara nos había parecido poco, nos dirigimos a Shinjuku. Alucinamos muchísimo con la locura de neones, gente, coches, restaurantes, tiendas… todo. Además fuimos un viernes por la tarde y no cabía un alfiler, no se podía casi andar por la calle. Merece la pena vivirlo.

Ese día cenamos en un restaurante de la zona de Shinjuku y probamos algo que jamás pensaríamos: un sashimi de lengua, corazón y ¡útero! Todo crudo, claro. No ha sido el manjar que más nos ha gustado pero tampoco es un no rotundo :) El sitio estaba repleto de japoneses y pedimos otras cosas menos arriesgadas, como una tempura de cerdo muy muy rica.

Ana y y Javi felices en el museo Ghibli
Ana y y Javi felices en el museo Ghibli
Mucha gente con paraguas en Shinjuku un viernes noche
Mucha gente con paraguas en Shinjuku un viernes noche

Día 4 – Parque Ueno, Yanaka y Roppongi

Este día teníamos un planazo por la tarde así que decidimos tomárnoslo con un poco de tranquilidad por la mañana. Visitamos el barrio de Yanaka, más tranquilo, tradicional, con casitas de madera, calles estrechas, muchos templos pequeños y bien cuidados, un cementerio, una antigua casa de baños reconvertida en galería de arte, y la calle Yanaka Ginza que te ayuda a hacerte a la idea de cómo era una calle comercial típica de principios de siglo XX.

De camino a este barrio pasamos por el Parque Ueno. Uno de los más grandes de la ciudad, con un estanque de nenúfares enorme, templos, algunos de los mejores museos de Tokio,  y un zoo. A nosotros no nos pilló el mejor tiempo para aprovechar el paseo pero con sol debe ser una maravilla.

Por la tarde, como regalo de bodas, teníamos reserva en uno de los muchos restaurantes con estrella Michelín de Tokio: el restaurante Kanda. Es un restaurante de estilo kaiseki, tradicional japonés, pero con un toque moderno y siempre con producto fresco que condiciona la carta que el chef prepara cada día. Una experiencia digna de vivir, aunque algunos platos fueron espectaculares y otros nos dejaron un poco fríos.

Después dimos una vuelta por Roppongi, que se supone que tiene la mejor marcha de Tokio pero la verdad es que no nos gustó demasiado. Muchísimos extranjeros, muchísimos clubs para hombres, y un ambiente un poco raro. Así que nos volvimos a Nakano y acabamos en en el Jet Bar, de gintonics, rodeados de cuatro cinco jóvenes amantes del rock. Acabamos celebrando el cumpleaños del DJ con tarta incluida.

3 platos de la cena en el restaurante Kanda
3 platos de la cena en el restaurante Kanda

Día 5 – Museo de Arte Moderno, Metropolitan Government Building y Shinjuku

Los últimos días en Tokio el tifón Lan estaba en pleno apogeo. Llovía sin parar, así que decidimos hacer planes en interiores.

Primero fuimos al Museo de Arte Moderno de Tokio. Vimos una exposición temporal muy interesante sobre la vivienda japonesa y la exposición permanente, que es bastante interesante también, con muchas obras de artistas japonesas (y algún occidental) que abarcan desde el siglo XIX hasta la actualidad. Echamos casi 3 horas y cuando salimos ya era la hora de comer. Encontramos un sitio de carne a la parrilla, cutre y embadurnado en grasa, pero muy bueno y barato, el Jimbocho Meat Center. Salimos oliendo a fritanga.

Por la tarde fuimos a la galería 3331 arts chiyoda. Una antigua escuela reconvertida en centro cultural, con exposiciones temporales y pequeñas galerías repartidas en sus 3 plantas, cerquita de Akihabara. Para despedir el barrio más friki de Japón nos metimos a dar berridos en un karaoke, Big Echo, con vistas. 

Cuando cayó la noche nos dirigimos al Metropolitan Government Building. Apuramos hasta el último día por si despejaba para ver las vistas de la ciudad iluminada desde la altura de sus torres. Y aunque ese día seguía lloviendo muchísimo, lo intentamos. No hubo suerte, la ciudad estaba cubierta por la niebla. Aún así, lo recomendamos (sobre todo si es día y está despejado) porque es gratuito.

Dos obras del Museo de Arte Moderno de Tokio
Dos obras del Museo de Arte Moderno de Tokio
Yoko cantando con vistas en el karaoke de Akihabara
Yoko cantando con vistas en el karaoke de Akihabara

Día 6 – Vuelta a España

El 23 de octubre nos levantamos temprano, cogimos el metro hasta la estación de Tokio y luego el tren Narita Express que sale cada hora hacia el aeropuerto, apurando las últimas horas de Japan Rail Pass.

Mapa con todos los sitios visitados, por días


Estos fueron nuestros 5 días en Tokio, 5 días que supieron a poco y por eso seguro que vamos a volver.

¡Qué lo disfrutéis al máximo! :)

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